Bueno, nuevamente con un ligero atraso aquí esta Barook. La buena noticia es que no fue tanto como en otras ocasiones, la mala es que.... no se que mas poner. La verdad pensaba seguir como la vez anterior y comentar sobre algún personaje de la historia o algo así, pero la verdad no se de quien XD
Creo que mejor salto esta, y si alguien nos lee, pongan sus preguntas o curiosidades para ver si escribo algo la próxima vez XD. Ciao!!
De ser honesta, no recuerdo cuantos días pasaron después de ese fatídico evento. Lo último que recuerdo estando conciente fue el ver su corazón frente al mío, la herida en mi estomago, y una gran culpa. Luego de eso, recuerdo nada.
Y no me refiero a nada, en el sentido que no recuerdo, más bien recuerdo una gran nada, sentir que mi ser flota sin forma o cuerpo alguno, yo sola con mis pensamientos y mi culpa.
He de admitir que la culpa no es algo de lo que tuviese mucha experiencia. De niña solía obedecer a mis padres, a mis tutores, y en sí hacer lo que se me dijera. Nunca fui realmente rebelde ni mucho menos malcriada, así que no era normal que hiciera algo de lo cual arrepentirme. Pero ahora, después de haber hecho lo que hice, y al encontrarme completamente sola, pude apreciar el placer de la culpa.
Al principio fue extraño, no podía dejar de pensar en el chico, su rostro, las pocas veces que hablamos, y como le mentí. También recuerdo su rostro completamente inconsciente he indefenso. Debo admitir que cuando vi su rostro dormido por la medicina, un fuerte sentimiento maternal nació en mí, por alguna razón no quería que nada le pasara, tan solo verlo dormir, lamentablemente en ese momento mis deseos de trascender sobrepasaron mis instintos maternales... una verdadera lástima.
Así pasé... bueno, mucho tiempo. Pensando en que pudo haber sido de su futuro, si llegaría a ser él, el que encontrara la solución a nuestro enigma, si se casaría, tendría una gran familia, o si enfocaría su vida en la ciencia, olvidando a todos y a todo, y quedando sumiso en su estudio... como yo lo hice...
Recuerdo llorar por ello, lloré mucho... aunque no puedo decir que recuerde haber sentido lágrimas brotar de mis ojos, puedo decir que sin duda alguna estaba llorando, y una tristeza me lleno completamente. Jamás me sentí así, jamás. Ni con la muerte de mi madre, ni con la muerte de mi padre... he incluso ni con mi propia muerte. Simplemente era algo completamente fuera de mi ser usual.
Me di cuenta lo egoísta que había sido, lo tonta e inútil que realmente fui. Toda una vida centrada en el hecho de ser recordada... y como sería recordada si en realidad no tuve amigos, ni familia. Las únicas dos personas que me recordarían murieron antes que mi, y no precisamente puedo decir que yo cargue su recuerdo con migo. De repente descubrí que mi vida fue un gran desperdicio, y aunque hubiese encontrado la vida eterna, seguiría siendo un desperdicio, ya que no había nadie con quien compartir ese logro, o la tristeza, o que me cuidara en la enfermedad. Y peor aún, probablemente la única persona que se preocupó un poco por mi, murió en mis manos, y solo por complacer un tonto deseo.... Culpa... culpa por todo el lugar, culpa que me llenaba y me rodeaba, de repente no era la nada, sino mi ser rodeado de culpa... Creo que es lo que se conoce como el infierno.
Pasó mucho para que asimilara mis sentimientos, y realmente no puedo decir que me llegué a perdonar por lo que hice, pero comprendí que no lograría nada estando en ese estado de auto compasión. En ese momento Él apareció.
Era un niño, con una gran capa con colores azulados y opacos, se podían observar grandes detalles en su ropa, principalmente matices dorados y púrpuras. En su mano derecha cargaba una gran vara, de un brillante color dorado, con muchas decoraciones y cadenas, y en la punta de esta una gran esfera que asemejaba nuestro mundo. Al tratar de ver su rostro, la misma capucha lo cubría, por lo que solo pude ver su boca, y debo decir que sus dientes eran perfectos, brillantes... Y en general toda su imagen emanaba esa perfección que simplemente era imposible de creer, al menos para un humano, considerando el tiempo que pasé en esta nada, me pareció perfectamente creíble.
Recuerdo como se me acercó, y estiró su mano, y de la nada, mi cuerpo se volvió a formar, comenzó con mi mano tocando la suya, y de ahí poco a poco todo mi ser apareció. No puedo decir que no estaba confundida, y que me sentía extraña, pero a él parecía no importarle. Soltó mi mano, y me pidió que lo siguiera cosa que hice.
Llegamos al laboratorio, aparentemente varios meses después del fatídico día. Me pude percatar que nadie podía vernos, era extraño, pero a pesar de ver mi cuerpo, no puedo decir que realmente lo sentía... había un vació en mi ser que me aseguraba que no era lo mismo. Estaba... pero a la vez no.
El me mostró como, mi pequeño incidente, realmente les enseño lo que ellos ocupaban. Mis locas ideas no estaban tan equivocadas, y la sangre si afectaba el resultado, aunque no de la misma forma que yo lo había pensado.
Al final, existen varios tipos diferentes de sangre, por eso las criaturas parecían morir intoxicadas. Y no es todo, también los cambios debían ser entre la misma especie. Por un momento me sentí realmente alegre, mis esfuerzos si habían logrado mejorar algo, sí había cambiado el experimento, pero entonces recordé el costo de ello...
Él me mostró su tumba, y un poco a su familia, como mi experimento había cambiado sus vidas.
Ese enorme sentimiento de culpa volvió a mi por un momento, pero recordé que no debía de seguir así, sino aceptar mis errores y continuar.
Él menciono algo que me llamo la atención. Decía que había una forma en la cual podía enmendar mis errores, y así sería capaz de perdonarme a mí misma, e incluso que, de alguna forma, el chico me perdonara. Debo decir que al principio fui escéptica, nunca he sido creyente de cambiar las cosas, siempre he pensado que las cosas pasan y ya, y debemos aprender a lidiar con ellas, pero según Él, así seria mejor, y podría ayudar miles de personas más.
Al final acepté su oferta. Y poco a poco comenzó a explicarme de que se trataría todo. Como debía a partir de ahora ayudar a la gente, perdonar al justo que había cometido errores como yo, y de igual manera elegir quienes merecen una segunda oportunidad para volver a la vida. Él me dio el don del perdón.
Al terminar, sentí como mi cuerpo recuperaba su forma física, como mi carne volvía a tener peso, y como finalmente volvía a sentirme viva.
El me miro por un momento y dijo "Ahora eres Celisthia, Ángel del Perdón."
Por:Argen
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